lunes, 11 de octubre de 2010

Cataluña por la dictadura.

Leo algo que ya daba por supuesto. Según una encuesta efectuada por el Centro de Investigacions Sociológicas, Cataluña es la comunidad española, tras la valenciana, donde más personas se mostrarían favorables o indiferentes a vivir bajo una dictadura.

Los partidarios de un sistema democrático, son en Cataluña inferiores en porcentaje a los del resto de las regiones españolas, e incluso inferiores a los porcentajes valencianos. Además, el número de indiferentes también es superior en Cataluña. Los poco o nada satisfechos con el sistema democrático, son en Cataluña el 59 por ciento de la población y a uno de cada cuatro catalanes, un 33%, le daría igual vivir en una dictadura.

Todos estos datos combinados, hacen de la catalana una región donde la gente se muestra indiferente ante la política y no contraria a una dictadura, siendo los que se sienten satisfechos con el sistema democrático, sólo un 39 por ciento de la población.

Todos estos datos tienen varias lecturas.

Los catalanes son los españoles que más impuestos, principalmente locales y autonomicos, padecen de toda España. El "control" o presión fiscal y burocrática que sufren los catalanes desde todas las administraciones, es en ocasiones abrumador. Esto produce en muchas familias la sensación de expolio constante, de opresión y falta de libertad económica.

A este dato hay que sumar la "tensión" identitaria con la que desde los medios oficiales de comunicación, que son en Cataluña practicamente todos los existentes, pues todos están subvencionados y dependen de la voluntad oficial para sobrevivir, se somete a los ciudadanos.

El bombardeo mediático, bien tensionado, ha sido brutal durante estos años de tripartito. El Estatuto de autonomía, su votación popular (con una muy escasa participación ciudadana), su posterior "calvario" por el Tribunal Constitucional, el manifiesto de absolutamente todos los medios públicos y sociales catalanes insistiendo en la pretendida constitucionalidad de dicho texto, la posterior sentencia, las consultas independentistas, ilegales, ilegítimas, manipuladas, sin control alguno, pero bien aireadas como "legítimas" por la prensa; el posterior invento informativo sobre la manifestación de 1.500.000 personas a favor del Estatuto de Autonomía, cifra que en el mejor de los casos no pasaría de los 200.000 manifestantes; la posterior manipulación para dar a entender que todas estas personas se manifestaban por la independencia; los continuos casos de corrupción política, que a nivel de calle todo el mundo sabe que son sólo la punta de un grandísimo iceberg de corrupción, nepotismo e incompetencia escandalosa; todo esto forma lo que en Cataluña se llama: "el catalá emprenyat".

Lo bueno y más gracioso de todo este proceso es que el catalán cabreado vuelca su cabreo sobre Madrid, España, la Constitución Española y el Estado Español. Este peculiar punto de vista se programa ya desde los parvularios, escuelas y universidades como una especie de fobia inducida comparable a la que se puede tener contra las arañas: es irracional, pero funciona de forma automática en el sujeto controlado: "España nos roba", "España y los españoles tienen la culpa de todo", "la Cataluña oprimida y expoliada por España", "el expolio de la balanza fiscal", etc., etc.

Pero volvamos a la encuesta. A nivel de calle, incluso entre la gente de ERC, no es infrecuente el chascarrillo de: "con Franco viviamos mejor". Y sí, ya pudiera ser, porque con Franco Cataluña era la mejor y más avanzada región de España, en la que más libertad se respiraba y donde todo el mundo podía aspirar a trabajar y progresar. En la Cataluña actual, el aire que se respira es tan asfixiante y enrarecido que muchos no ven diferencia alguna entre vivir bajo la bota de los politicos catalanes o bajo la bota de un militar golpista.

También hay que añadir que muchos desafectos con la democracia lo son por considerar al sistema democrático, por si mismo, una cárcel en la que las tesis y aspiraciones independentistas nunca podrán prosperar. Esto también hay que tenerlo presente.

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